La parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Entre el barroco novohispano y el neobarroco mexicano

Martha Fernández*
marafermx@yahoo.com

 

Presentación

 

La doctora en Historia del Arte Martha Fernández es dueña de un prolongado historial de análisis, revisión y compendio en torno a las construcciones y los monumentos históricos de México y algunos de España. Atenta a la tradición de nuestro Instituto en clasificar, historiar y preservar el acervo histórico y artístico de México, la doctora Fernández fue invitada en 1985 por René Avilés Fabila, coordinador de la sección “La cultura al día” del periódico Excélsior, a iniciar una sección que revisara la historia y el estado de las construcciones antiguas, principalmente las coloniales. Desde enero de 1985 hasta diciembre de 1986, Martha Fernández realizó un recuento semanal de las construcciones y los monumentos que hubieren sufrido deterioro y revisó los trabajos de reconstrucción correspondientes. Al ocurrir el sismo de 1985, los materiales que siguió publicando Martha Fernández dieron fe de los desperfectos, múltiples y numerosos, del acervo de edificios históricos. Al iniciarse en 1988 el suplemento cultural El búho, la doctora Fernández siguió haciendo acopio de análisis y descripciones invaluables que se publicaron en un libro del Instituto de Investigaciones Estéticas, ahora completamente agotado, titulado Ciudad rota. La Ciudad de México después del sismo (1990). A raíz del reciente movimiento telúrico la doctora Fernández ha reiniciado el examen sistemático de los desperfectos y las posibilidades de salvación y recuperación de nuestro patrimonio arquitectónico. El siguiente texto y sus fotografías dan fe de los acuciosos análisis y revisiones que la doctora Fernández ha emprendido de nueva cuenta, mediante conocimientos que en ningún momento han dejado de aumentar y socializarse.

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Portada principal de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.
 

UBICADA EN EL CENTRO HISTÓRICO de la ciudad de Aguascalientes, la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe tiene características peculiares, producto, sin duda, de las etapas constructivas que tuvo. De acuerdo con Diego Angulo, su construcción original se llevó a cabo de 1767 a 1789,[1] y Mina Ramírez nos informa que fue financiada por don José Javier Tello de Lomas y Francisco Flores Robles.[2] Don Diego la conoció, a principios de los años cuarenta del siglo XX, como un edificio de planta de cruz latina. En ese entonces, una de sus torres se encontraba en construcción. En la actualidad, la iglesia tiene tres naves, sin dejar de marcar el crucero, y las dos torres se encuentran terminadas. Es, en consecuencia, un templo que va del barroco del siglo XVIII al neobarroco de la primera mitad del siglo XX.

La portada principal y central del imafronte, sin duda original, ha sido considerada como uno de los mejores ejemplos del barroco novohispano y a ella han dedicado minuciosas descripciones varios especialistas. Diego Angulo, por ejemplo, dijo de ella:
 

Gracias a la gran altura de su primer cuerpo, a que debe buena parte de su elegancia, la gran ventana rectangular casi queda comprendida bajo su cornisa, no obstante lo cual resta entre ella y la puerta ancho espacio decorado. En cuanto al segundo cuerpo, son interesantes los medallones u hornacinas planas, en que […] terminan los interestípites del bajo. La rosca del arco lobulado mixtilíneo es de estilo típicamente guanajuateño.[3]
 

Elisa Vargas Lugo llama la atención, además, sobre el hecho de que “la entrecalle central ya no está dividida por la cornisa, sino que se encuentra abierta y los elementos ornamentales se suceden sin interrupción dentro de ella, desde la arquivolta del arco, pasando por la ventana del coro y subiendo hasta el remate del conjunto”. Igualmente destaca la presencia de los interestípites o pilastras peana, colocadas precisamente entre los estípites de la portada, elementos que tuvieron su origen en el Sagrario Metropolitano de la Ciudad de México, construido por el arquitecto Lorenzo Rodríguez entre 1749 y 1768 y que llegaron a su mayor esplendor en el barroco guanajuatense.[4]

Ciertamente, la portada central del templo de Guadalupe de Aguascalientes tiene una interesante composición, no exactamente de dos cuerpos, como ha sido considerada tradicionalmente, sino de un solo cuerpo y un remate de gran altura que recibe el nombre de ático. El cuerpo de la portada está estructurado a partir de cuatro potentes pilastras estípite, entre las cuales se levantas dos pilastras peana. El ático, por su parte, se eleva de manera piramidal para proporcionarle una impresión de mayor altura a todo el conjunto. Tanto la composición como las pilastras estípite derivan de la influencia que ejerció la obra de Jerónimo de Balbás, autor de tres retablos fundamentales en la Catedral de México: el de los Reyes, levantado entre 1718 y 1737; el del Perdón, que contrató en 1735, y el Retablo Mayor, que fue dedicado en el año de 1743. Concretamente, en los dos primeros Balbás utilizó la composición de un solo cuerpo con ático; en el de los Reyes, el ático lo conforma realmente la bóveda en cuarto de esfera, llamada esquifada, que lo cierra y le da al retablo la forma de un gran nicho. El del Perdón es un retablo abierto, y se puede apreciar perfectamente (tanto en las fotografías del retablo original como en la reconstrucción del siglo XX)[5] el cuerpo rematado por un ático.

Los interestípites o pilastras peana, por su parte, en efecto parece que fueron una creación de Lorenzo Rodríguez, quien los utilizó por primera ocasión en el Sagrario Metropolitano. Su uso se generalizó por toda la Nueva España y, como bien afirma Elisa Vargas Lugo, también en Guanajuato, donde los encontramos en obras de primer orden como las portadas principales de la iglesia de San Diego (1784) y de la Valenciana (1765-1788).

En cuanto a la lectura iconográfica de la portada, en realidad está centrada en la Virgen de Guadalupe, que ocupa el espacio de la ventana central; sobre ella, un medallón con la figura de Dios Padre que sostiene el mundo con la mano izquierda, mientras levanta la señal de bendición con la derecha. En las pilastras peana, encontramos ángeles portadores de símbolos de la Letanía Lauretana, en continua alabanza a la Virgen de Guadalupe. En el ático, dentro de un nicho, está la figura de San José con el Niño, arriba de la cual se encuentra una custodia con la imagen del Santísimo. Flanqueando el nicho, existen un par de Hermes, otro par de estípites y dos ángeles; el del lado izquierdo parece de factura más reciente, posiblemente de la época en que la iglesia fue ampliada; representa a San Miguel pisando con un pie la cabeza de un demonio. En la cornisa, como guardianes del Santísimo, están las imágenes de San Pedro y San Pablo. Todo el conjunto está rematado por una cruz.
 

Portada principal de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.
 

Como expliqué anteriormente, la iglesia dedicada a la Virgen de Guadalupe en Aguascalientes era, originalmente, de planta de cruz latina; es de suponerse, entonces, que lo que hoy constituye la nave central, el crucero y el presbiterio, formarían la iglesia original del siglo XVIII. De hecho, existe una diferencia clara de elementos y factura entre esta sección de la iglesia y las naves laterales que le agregaron más tarde. A la nave central se ingresa a través de un arco de medio punto recorrido en el extradós por otro arco lobulado con pinjantes. Se llega entonces al sotocoro, mismo que se halla cubierto por medio de una bóveda de nervaduras. A lo largo de la nave, se levantan, adosadas, columnas divididas en tercios por medio de anillos; sus fustes se encuentran recorridos por estrías en zigzag.

Estas estrías se repiten a lo largo de los arcos fajones que dividen cada uno de los tramos de la iglesia, desde el coro hasta el presbiterio, así como en los arcos formeros que estructuran el crucero. Toda la nave se encuentra techada por bóvedas de nervaduras en crucería, a la manera gótica.
 

Nave central de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.
 

Respecto a las columnas y los arcos recorridos por estrías móviles, ondeantes o en zigzag, es conveniente recordar que desde el siglo XVII las utilizó el arquitecto Diego de la Sierra en obras que construyó en la ciudad de Puebla; entre ellas, la llamada Casa de las Bóvedas (1684-1695) y la capilla de Jesús Nazareno de la Parroquia de San José (1693). En ambos casos, De la Sierra empleó estrías ondeantes en sentido vertical. Las estrías en zigzag o de “talla en arpón” se emplearon con más frecuencia en el siglo XVIII, lo cual se puede observar en la portada de la iglesia de San Francisco de Zacatecas (construida por el arquitecto Juan Lazcano de 1686 a 1689), así como en el interior de la catedral de esa misma ciudad (construida de 1729 a 1785),[6] aunque en esos dos casos las estrías aparecen solamente en el primer tercio de los fustes. La obra que se asemeja más a la parroquia de Guadalupe es, sin duda, el patio principal del palacio de los condes del Valle de Súchil en Durango, realizado por el arquitecto Pedro de Huertas y concluido en el año de 1777, o sea que se trata de una obra contemporánea a la iglesia de la que ahora nos ocupamos; ésta se encontraba en medio de su construcción, cuando el palacio fue terminado.
 

Patio principal del palacio Súchil de la ciudad de Durango. Foto: Martha Fernández. Tomada el 14 de junio de 2016.
 

En relación con las bóvedas de nervaduras, es claro que su origen se remonta a la arquitectura gótica europea, pero también fueron muy utilizadas en la arquitectura barroca novohispana, ejemplo de lo cual es el templo de Guadalupe de la ciudad de Querétaro[7] e iglesias de la ciudad de Guadalajara como la de Santa Mónica[8] y la de San Felipe Neri.[9]

La ampliación neocolonial que se realizó en la iglesia trató de respetar el estilo original del templo. Las portadas que dan acceso a las naves laterales imitan el arco de ingreso del central, y otras portadas tienen decoración sobre arcos arquitrabados mixtilíneos. En el interior, las naves laterales están divididas también por medio de arquitrabes mixtilíneas muy decoradas y, en los muros, existe una profusa ornamentación, de buena talla, muy al estilo del antiguo barroco. Las cubiertas que agregaron fueron bóvedas de artistas y de nervaduras, aunque estas últimas tienen las molduras que las forman mucho más delgadas que las del siglo XVIII.
 

Nave lateral de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.
 

En el presbiterio se realizó de igual manera un retablo neobarroco. De acuerdo con los lineamientos de la portada, tiene también una composición que consiste en banco, un solo cuerpo y el ático. Del mismo modo, la calle central se prolonga desde el banco hasta el remate; la diferencia está en que, mientras el ático de la portada tiene, como he dicho, forma piramidal, en el retablo culmina en medio punto. El cuerpo del retablo tiene cuatro pilastras estípite y dos nichos ahora vacíos, pero decorados. En el ático existen tres nichos; el central está flanqueado por dos pares de estípites y los laterales tienen a un costado pequeños estipos o pirámides invertidas. Actualmente, sólo en la calle central se encuentran imágenes: un Cristo crucificado; arriba de él, una pintura con la imagen de la Virgen de Guadalupe, cuyo marco culmina en la parte superior con una venera. Y en el nicho del ático, un Sagrado Corazón de Jesús. Todos los elementos decorativos del retablo son dorados.
 

Crucero y presbiterio de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.
 

La cúpula que hoy tiene la iglesia también es neobarroca. Es de planta circular con tambor y está apoyada sobre pechinas en las que se pintaron las cuatro apariciones de la Virgen. Como las cúpulas simbolizan el cielo, en ellas suelen representarse paraísos en los que habitan Dios, la Virgen, ángeles, o santos devocionales, como es el caso de la que abrieron en la iglesia de Guadalupe. En el exterior, las ventanas mixtilíneas del tambor se encuentran enmarcadas por columnas pareadas y la media naranja tiene potentes molduras que terminan con líneas curvas. Está cubierta con azulejos de color azul y blanco, tonos propios de la Virgen María. La cúpula culmina con una linternilla que tiene ventanas rectangulares limitadas por columnas y está rematada por un cupulín cubierto con azulejos sobre el que se apoya una cruz de fierro.

Las torres, construidas en el siglo XX, tienen dos cuerpos de campanas y culminan con una cúpula de cuatro aguas. Por sus características, estas torres recuerdan obras realizadas en Michoacán, como la Catedral de Morelia[10] y la famosa iglesia de Las Rosas.[11] Esto se debe a que recrean una modalidad del barroco bautizada por Manuel González Galván como tablerada, la cual “se caracteriza por el uso exclusivo de pilastras cuyo fuste, el volumen plano y perfil de rectángulo alargado se presta a las libertades del barroco. El fuste sugiere por sí solo un tablero que sirve de fondo a otros elementos ornamentales y en el que pueden grabarse acanalamientos o sobreponerse otros tableros de diverso diseño en plan bidimensional.” Como afirma el mismo autor, en esta modalidad se percibe una fuerte influencia del mobiliario: tableros de puertas, hojas de alacenas y apoyos de muebles.[12] En la iglesia que analizamos, las torres tienen esas pilastras formando tableros, y debajo de ellas y de los vanos de las campanas se tallaron guardamalletas, imitación en piedra de los tapices que se colgaban en los balcones de las ciudades novohispanas durante los días de fiesta.

En concreto, la parroquia de Guadalupe de Aguascalientes es una iglesia de gran importancia dentro del barroco novohispano y el neobarroco mexicano que muestra, además, la resignificación constante de que son objeto los espacios sagrados y las devociones religiosas en nuestro país. I
 

Cúpula de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.

 

*Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

 

Inserción en Imágenes: 30.11.17.

Imagen de portal: Portada principal de la parroquia de Guadalupe de la ciudad de Aguascalientes. Foto: Martha Fernández. Tomada el 11 de septiembre de 2017.

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[1] Diego Angulo Íñiguez y Enrique Marco Dorta: Historia del arte hispanoamericano, 3 tt., Barcelona, Salvat Editores, 1945-1950, t. II, p. 778. El mismo dato lo registra Elisa Vargas Lugo en: Las portadas religiosas de México, 2ª ed., México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1986 [1ª ed.: 1969], p. 60.

[2] Mina Ramírez Montes: “La arquitectura barroca en Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes”, en Historia del arte mexicano, México, Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Bellas Artes, Salvat Editores, 1982, p. 123.

[3] Diego Angulo Íñiguez: op. cit., t. II, p. 778.

[4] Elisa Vargas Lugo: op. cit., pp. 61-62.

[5] El retablo sufrió severos daños durante el incendio de la Catedral en el año de 1967, por lo que tuvo que ser reconstruido y es el que vemos actualmente.

[6] Proyectada por Domingo Ximénez Hernández entre 1720 y 1731. Su construcción se llevó a cabo de 1729 a 1785.

[7] Construida por el arquitecto José de Bayas Delgado de 1674 a 1680.

[8] El convento de monjas fue fundado en el año de 1720.

[9] La iglesia fue realizada por el arquitecto Pedro Ciprés y comenzó a construirse en el año de 1752.

[10] Fue proyectada por el arquitecto Vicencio Barroso de la Escayola, quien dirigió su construcción de 1660 a 1690, aunque sus portadas, que corresponden al barroco tablerado, fueron realizadas por el arquitecto José de Medina, de 1741 a 1746.

[11] Sus portadas fueron concluidas en el año de 1757.

[12] Manuel González Galván: “Génesis del barroco y su desarrollo formal en México” en Historia del arte mexicano, t. V, México, Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Bellas Artes, Salvat Editores, 1982, p. 14. Reproducido en: Manuel González Galván: Trazo, proporción y símbolo en el arte virreinal. Antología personal, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Gobierno del Estado de Michoacán, Secretaría de Cultura, 2006, pp. 189-190.