Cuerpos en expiación

Armando Cristeto, de la serie “Apolo Urbano” IX, México, ca. 1980. Galería López Quiroga.

RECIPIENTES Y HEREDEROS de una nueva realidad creada por la mirada de sus semejantes y por la destreza del fotógrafo (ese gran héroe y caudillo de un arte-técnica siempre vanguardista), constantemente sobrevienen, surgen en todo el mundo cuerpos humanos de una índole inesperada que adquieren derecho de existencia sobre todo en ciertas fotos notables, a lo largo y ancho de esa corriente ininterrumpida que denominamos sencillamente vida. Se convierten estas fotos de cuerpos humanos en nuevas formas de un arte inesperado pero eficiente –como toda obra de arte– que transita en dirección de nuestras preferencias, de nuestros recuerdos e inclinaciones. Comprobamos en estas fotos que no hay arte completo y pleno sin la mirada del espectador: nosotros mismos: observadores convertidos en protagonistas tras la expiación de nuestras dudas, sobresaltos, prejuicios y defensas culturales o anímicas. Somos los espectadores los primeros en otorgar carta de naturalización a aquellas obras de arte que son o se convierten en espectáculo. “La Foto –descubrió Barthes– es como un teatro primitivo, como un Cuadro Viviente, la figuración del aspecto inmóvil y pintarrajeado bajo el cual vemos a los muertos.” Nosotros, los espectadores, calificamos siempre al espectáculo, tras de “gozarlo” y asimilarlo. Lo cual significa que las fotos simultáneamente crean un mundo imborrable que pone a prueba a los espectadores, quienes, si así “les late”, pueden huir del espectáculo, de la representación.

Antonio Garduño, Nahui Ollin desnuda con mantilla II, ca. 1924. Galería López Quiroga.

Joaquín Blez, Tina de Jarque, 1927. Galería López Quiroga.

La tendencia de cada foto de esta exposición (la mayoría vintages o impresiones de la época) que se ofrece en la Galería López Quiroga, se encamina a un solo objetivo: causar estragos, constreñir almas (¿razón social de toda fotografía?), convertirnos en espectadores activos de cada uno de los cuerpos en expiación que nos es mostrado y ofrecido. Convertirnos en intransigentes espectadores. Escarbar en la mirada, la conciencia, la secuencia cultural de cada creador de protagonistas. Luis Márquez Romay capta o inventa un rito en los cuerpos indígenas. Moriyama y Testino descubren la improvisación de la imagen sexual colectiva en una sencilla foto urbana. Los cuerpos yacentes, sujetos o inmóviles de Río Branco, Araki, Salgado, Álvarez Bravo, Carlos Jurado, Nacho López contrastan con las muestras de dolor externo o interno, real o ficticio de Stromholm, Fernell Franco y Juan Crisóstomo Méndez.

Fernell Franco, de la serie "Prostitutas", 1978. Galería López Quiroga.

Graciela Iturbide, Bombay, India, 1999. Galería López Quiroga.

Se nos muestran fotos viejas y nuevas, antiguas o modernas de un arte-otro que también nos ha conducido a inventar o siquiera intervenir en los tinglados del arte del espectáculo: César, Yolanda Andrade, Lourdes Grobet y otros fotógrafos, asimismo hacedores de su propio espectáculo en una sola toma, en una fotografía excepcional. Y así sucesivamente: el sexo derramado (Pedro Meyer) o “trasladado” (Rafael Doniz)… Los avatares de la farándula cachonda (Josep Renau, otra vez Grobet, César, Juan Crisóstomo Méndez). Fotos y nombres de notables fotógrafos, años y tal vez siglos de ese intento siempre vigente, siempre perseguido de hacer, inventar, helar, transgredir, imponer, reconvenir al tiempo y al arte mediante una sola, exclusiva imagen que es, en sí y por ella misma, notable acaecimiento: un espectáculo: cuerpos que persiguen y alcanzan (artística, humana) expiación. I

Cuerpos expiados, exposición de fotografías en la Galería López Quiroga. Aristóteles 169, esq. Horacio, Polanco, Ciudad de México.