Los rostros de Ezili, loa del amor en el vodú haitiano

Claude-Marie Constant*
claudemarieconstant@gmail.com

 

Byen pa di renmen (Amistad no es amor).

 Dicho popular haitiano

 

 

Portada del libro de Laënnec Hurbon.

DESPUÉS DE LAS FESTIVIDADES en honor a Legba, celebradas en noviembre, la vida en el oufò[1] recobra su ritmo habitual. Démapou, al igual que muchos otros centros ceremoniales del vodú, es un lugar siempre lleno de actividades y de gente. Es, a la vez, templo, escuela, taller, hospital, juzgado civil y, sobre todo, un lugar donde siempre se puede encontrar consejo, solaz, consuelo, paz, serenidad y entretenimiento. Desde los primeros minutos del alba empieza el movimiento de personas y animales en una sucesión de hechos que parecen obedecer a una especie de ritual oculto. Es mediodía. En el lakou o gran patio, bajo un sol cenital, las ounsi se apuran para tener lista la comida del día para todos. El viejo consejero Frè Dorélis, sentado en una silla de paja recargada contra uno de los postes del peristilo, vigila discretamente a la sèvant dlo, ocupada en preparar una tizana ordenada por Bos Acédiyis, el afamado ougan de Démapou, para un paciente dentro del dyévo. No muy lejos de allí, un grupo de niños y niñas juegan formando un círculo bajo el mango cargado de frutos, mientras cantan esta ronda infantil:
 

Ti zwazo kote ou pralé,                  Pajarito a donde vas
M’ap prale kay fiyèt lalo                 Voy a casa de la bruja
Fiyèt lalo kon’n manje timoun        La bruja se come a los niños
Si ‘w alé la manjé ou tou.               Si vas te comerá también.

 

De pronto, la atención de todos es atraída por el frenado de un Renault R-15, modelo 1975, blanco, justo en la entrada del oufò. Una joven rubia enfundada en un vestido princess azul cielo y sandalias romanas sale del vehículo y se dirige al oufó. La recién llegada se identifica como Ginette Legrand, antropóloga francesa, quien pide una entrevista con Bos Acédiyis. La hacen pasar y alguien le acerca una silla dentro del peristilo. Al poco rato, entra Bos Acédiyis; no tarda en reconocer que no se trata de una de esas clientas extranjeras desesperadas en busca de ayuda. Pide que se sirva café, y en unos cuantos minutos, la conversación empieza a girar en torno al tema esperado por la investigadora.

Hablemos pues de los lwas (loas), dijo el ougan. Los lwas, lezanjs, mistès o dyabs se agrupan en familias o “naciones”. Los hay hombres y mujeres y se clasifican dentro de tres ritos: Rada, Petro y Congo. Existe una cuarta categoría: los zandò, pero de ellos no hablaremos hoy. Como suelen decir nuestros sabios abuelos, “primero hay que aprender a servirse de la mano derecha; luego vendrá la izquierda”. La visitante pregunta: “¿Entonces los lwas son los dioses del vodú?” A lo que Bos Acédiyis responde: “No, contrariamente a lo que dicen muchos de sus colegas, los lwas no son dioses. En el vodú, hay un solo dios, llamado Bondyé, Papa Bondyé o Gran Mètla. Los lwas son fuerzas, es decir, energías que están en la naturaleza, en la misma creación del Buen Dios. Están allí puestos por Él, para el servicio y beneficio de los humanos. Para nosotros, los practicantes del vodú, los lwas son más que simples intermediarios entre Dios y los humanos, como lo serían, por ejemplo, los santos católicos. Ellos no interceden ante Dios para obtener los favores solicitados por los creyentes. Ellos mismos tienen las facultades y el poder para otorgarlos o concretizarlos. Para nombrarlos, cuando se trata de lwas hombres, se suele anteponer a su nombre un tratamiento como papa, tonton, mèt, minis, kouzen, etcétera, pero nunca “Dios”. Cuando son mujeres se denominan mama, métrès, tante, grann, kouzinn y, curiosamente, también déyès. El término proviene del francés déesse y significa diosa. Esto, sin embargo, no quiere decir que los lwas mujeres sean la contraparte femenina del Buen Dios (Bondyé, Papa Bondyé o Gran Mètla).

En su libro Les mystères du vaudou, Laënnec Hurbon afirma: “Cada lwa está relacionado con un dominio preciso de la naturaleza (aire, tierra, agua o fuego), con árboles o plantas, con comportamientos humanos, con colores y con rituales particulares.” Gracias a ello son reconocidos y se facilita la comunicación con ellos. En un cuadro sinóptico muy detallado, Hurbon presenta las características principales de varios lwas, como familia, ofrenda, color favorito, fecha de celebración y otras. Ezili, por ejemplo, lwa femenino relacionado con el amor, tiene las siguientes características:
 


 

La evocación del nombre de Ezili pareció despertar la curiosidad de la visitante. Quiso indagar más sobre ella. Bos Acédiyis no se hizo de rogar. Empezó por explicar que Ezili pertenece a más de una familia de lwas y que tiene varios nombres: Ezili Freda, en el rito Rada; Ezili Dantò, en el rito Petro, y Ezili Jé-wouj, en el rito Congo, amén de otros como Ezili Kè Nwa, Grann Ezili, Ezili Mapyang, Ezili Mambo Zila.
 

Nuestra Señora del Monte Carmelo.

En este momento ingresa al peristilo la sèvant dlo acompañada por una ounsi a servir el café. Para la ocasión se apoya en una mesita de madera cubierta con un mantel de lino blanco, bordado en deshilado, almidonado y bien planchado. Coloca cuidadosamente sobre la mesa dos ternos para café, de fina porcelana azul con filos dorados. Enseguida la ounsi llena las tazas con un café fuerte, oscuro y muy aromático. La sèvant dlo agrega en cada taza unas cucharaditas de azúcar mascabado, con lo que el café se torna en una bebida deliciosa, robusta, humeante y refrescante. Una vez que se han retirado, Bos Acédiyis prosigue:

Hablemos en primer lugar de Ezili Freda Dahomey. Ella es de la familia de los Rada. Es el lwa del amor, de la belleza, de las flores y del lujo. Es la esposa de Agwé, lwa del mar. Pero también se casó con Damballah Wedo, lwa del trueno, y con Ogun Feray, lwa de la guerra. Por eso lleva tres anillos de boda, uno por cada marido. Se le representa como una hermosa mulata, muy coqueta, amante de la belleza y de la elegancia, y alguien que posee grandes riquezas. Viste siempre muy elegante y con numerosas joyas. Su símbolo o vèvè está conformado por un corazón cubierto de “puntos calientes”, con dos elementos, uno a cada lado, que semejan los cuernos del cordero; además, está rematado por un conjunto de símbolos, entre los que destacan la estrella de Ifa y un elemento que recuerda el monograma de María. En la parte inferior del vèvè se aprecia otro conjunto de símbolos, rematados por otra estrella de Ifa. Los colores favoritos de Ezili Freda son rosa, azul, blanco y oro. Sus sacrificios favoritos incluyen joyas, perfumes, platillos refinados y de lujo, pasteles y licores. Encarna la feminidad, el amor maternal y la compasión. Su equivalente en la iconografía católica es la Virgen María y, más específicamente, Nuestra Señora del Monte Carmelo, por lo cual su festividad se reserva para el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen en el santoral católico. Ésta es también una de las festividades más importantes del calendario vodú. Se celebra con una obligatoria peregrinación a la cascada de Sodó (del francés Saut d’Eau, Salto del Agua), lugar donde se dice que hubo una aparición mariana el 16 de julio de 1847. Sodó es considerada como la meca del vodú. En la actualidad, la asistencia a la cascada, convertida en un importante sitio ceremonial, se incrementa día con día, sobre todo por la llegada de numerosos turistas.

 

Vèvè de Ezili Freda.

Bos Acédiyis hace una pequeña pausa para cargar su pipa. En este momento llegan hasta al peristilo los ecos de una canción ritual dedicada a Ezili Freda, ensayada por un grupo de ounsi, no muy lejos de allí, bajo la vigilancia de la onjénikon:
 

Ezili Freda anyé                                  O Ezili Freda
Ezili metrès kay mwen                        Ezili ama de mi casa
M’a prale, kanzo                                 Ya me voy, kanzo
Lè ma retounen                                   A mi regreso
Sa ka resevwa an mwen                       ¿Quien me recibirá?
Sa ka resevwa’m ounsi kanzo              ¿Quien me recibirá, ounsi kanzo?
Ezili Freda anyé                                   O Ezili Freda

 

Después de un silencio lo suficientemente largo para permitir a la visitante escuchar un poco de la canción ritual, Bos Acédiyis continúa:

En cuanto a Ezili Dantò, es de la familia Petro. Es representada como una mujer negra, robusta, que lleva en el rostro tres cicatrices, por eso se le llama también Ezili Twa Mak (Ezili Tres Marcas). Es una guerrera temible, protectora de los niños y de las mujeres engañadas por sus parejas. Carga en su brazo izquierdo a su hija Anais, y a veces a su hijo predilecto Ti Jan Petro, ambos lwas, también. En algunas representaciones lleva un cuchillo en la mano derecha. Se le relaciona, de igual manera, con los hombres homosexuales y, sobre todo, con las lesbianas, llamadas madivinèz, en kréyol haitiano, que podría ser una abreviatura de “ma divine Ezili” (mi divina Ezili). Sus colores son el rojo, el dorado y el azul marino. Su vèvè se compone de un corazón traspasado, coronado por un elemento parecido al monograma de María, mismo que se puede observar en el vèvè de Ezili Freda. Su correspondiente en la iconografía católica es la Mater Salvatoris, conocida de igual modo como Santa Bárbara Africana. En otros sitios se le asocia también con nuestra Señora del Perpetuo Socorro, o con la virgen negra de Częstochowa, traída al país por los soldados polacos que lucharon en la Revolución, tanto del lado de los franceses como del de los insurgentes; o con cualquier otra madona cargando a un niño.
 

Virgen negra de Częstochowa.

Para complacer a Ezili Dantò se ofrece en sacrificio una hembra de cerdo negro criollo, carne asada de cerdo conocida como griyo y ron. Acepta también gallinas negras como ofrenda en pago por un trabajo menor. Al igual que Ezili Freda, gusta de los perfumes, especialmente Rêve D’or y agua Florida, que es una versión americana del eau de cologne (agua de colonia). El día de su celebración varía con los oufò, pudiendo ser el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen, y, en algunos casos, la víspera de Navidad, el 24 de diciembre.

A una indicación de Frè Dorélis ingresan de nuevo la sèvant dlo y la ounsi para retirar el servicio de café. Bos Acédiyis retoma entonces la conversación para hablar de Ezili Jé-wouj. La asombrada visitante no hace pregunta alguna y se limita a apuntar en la discreta libreta que lleva consigo. Ezili Jé-wouj (Ezili Ojos rojos) pertenece al rito Congo. Es la representación del amor afligido. Sus ojos rojos simbolizan el llanto amargo y desconsolado en el que está envuelta siempre. Es el arquetipo de la mujer sufrida que llora la muerte de un hijo o el desamor. Su correspondiente en la iconografía católica es sin duda la Mater Dolorosa. Aunque muchos reconocen en esta imagen a Ezili Freda, algunas fuentes la relacionan también con Santa Bárbara Africana. La realidad es que, de las tres, Ezili Jé-wouj es la menos conocida. No se sabe por ejemplo de un vèvè específico para ella ni tampoco de ofrendas particulares que le gusten. En cuanto a su fecha de celebración, cada oufò establece la suya, generalmente basada en una combinación entre Ezili Freda y Ezili Dantò. En Démapou, el oufò que preside Bos Acédiyis se ha establecido como el día en que se celebra a Ezili-Jé-wouj, es decir, el 15 de septiembre, día de la Mater Dolorosa o Nuestra Señora de Dolores.

Éstos son tan sólo tres rostros de Mètres Déyès Ezili, diosa del amor, conocida e invocada en todo el país. Su influencia, muy marcada en las campiñas, está cobrando cada vez mayor fuerza en las ciudades. Su adoración, por otra parte, no tiene ningún nexo con la fecha comercial globalizada del 14 de febrero. De hecho, no existe ninguna relación entre San Valentín y Ezili. Ella es invocada constantemente: en todas partes y a lo largo del año, abundan charlatanes que en nombre de Ezili ofrecen hechizos y filtros de amor a los necesitados que no han sido favorecidos por el milagroso San Antonio, quien debiera tener el pedestal en la testa.
 

Pregrinación a la cascada de Sodó el 16 de julio.

La antropóloga se toma un poco de tiempo para terminar sus apuntes y guardar cuidadosamente su libreta. Luego se dirige a Bos Acédiyis para darle las gracias con una mirada que denota mucho más que satisfacción por la información obtenida, al mismo tiempo que lanza de manera casi distraída la pregunta: “¿Y usted está casado?” Bos Acédiyis le corresponde con una sonrisa cómplice y aclara: “Bueno, no tengo esposa, pero he celebrado una boda mística, precisamente con Ezili Freda.” A la investigadora extranjera le resulta intrigante el tema de la boda mística, y antes de lanzar la pregunta, Bos Acédiyis explica: Los seres humanos tenemos, cada quien, nuestros loas protectores. Los iniciados o kanzo pueden tener más de uno; son sus lwas-met-tet. Cuando alguien decide llevar a cabo un matrimonio místico, escoge de entre los loas con quien casarse. Una boda mística es un acontecimiento muy formal; tiene lugar dentro del peristilo. En algunos oufó existe un cuarto destinado expresamente a dicha ceremonia a cargo de un pè-savann, un especie de falso sacerdote o sacerdote rústico. En las provincias en donde un mismo sacerdote está a cargo de varias capillas, sólo puede asistir a cada una de ellas una vez al mes. Las capillas quedan prácticamente a cargo de los sacristanes. Con los años de experiencia aprenden varios rituales, entre ellos la ceremonia de matrimonio. El sacerdote o sacristán conduce con toda seriedad el acto tal como se realiza en las iglesias católicas; al final, contrayentes y testigos son invitados a firmar el acta de matrimonio que se elabora en papel timbré oficial. De acuerdo con L. Hurbon, “el individuo que se casa de esta manera debe consagrar al servicio de su lwa un día preciso de la semana durante el cual se obliga a la abstinencia sexual”.

La investigadora, asombrada, dice adiós y sale del peristilo. Afuera, un grupo de niños la rodea y la acompaña hasta la entrada flanqueada por las dos ceibas que le dan nombre al lugar. El auto de la antropóloga desaparece en un torbellino de polvo despedido por los gestos de las manos de los niños curiosos que retoman el camino de regreso al lakou.

 

Glosario

Djévo: Pequeña habitación anexa al oufò, donde llevan a los enfermos para una curación. Es también en donde se atiende a las personas después de un cabalgamiento (mal llamado por muchos, crisis de posesión). En el djévo se encierra también el unyo (el que se va a iniciar) para meditar antes de su iniciación.

Lakou: Del francés la cour, es el gran patio. Existe uno en todas la casas rurales y algunas urbanas. Tiene usos diversos: patio de juego para los niños, criadero de aves de corral, cocina al aire libre, etcétera.

Onjénikon: Oficiante de sexo femenino que dirige el canto durante las ceremonias.

Oufò: Anteriormente houmfor, designa el lugar donde se celebran los rituales del vodú. Para algunos es el templo vodú. Consta de tres partes: el peristil o peristilo, el bagi y el djévo.

Ougan: Máxima autoridad dentro del oufó. Cuando es mujer se llama mambo

Ounsí: Servidores del oufó.

Sèvant dlo: Sirviente del agua. Generalmente es una mujer. Se encarga de que nunca falte agua ni fuego dentro del oufó.

Vèvè: Dibujo complejo y de gran belleza que el ougan o la mambo trazan con harina de maíz en el piso del peristilo al inicio de cada servicio religioso. Es el símbolo distintivo de cada loa. I
 

Mater Dolorosa.

 

*Se halla adscrito al Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

 

Inserción en Imágenes: 22 de junio de 2020.

Imagen de portal: Vèvè de Ezili Dantò.

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[1] A partir de este texto he decidido utilizar la ortografía autorizada del criollo haitiano.