Carlos Mijares Bracho y la arquitectura industrial

Louise Noelle*
noelle@unam.mx

 

La arquitectura es, ante todo, un oficio […]
La arquitectura es también un lenguaje […] la arquitectura puede llegar a ser también una pasión.

Carlos Mijares Bracho[1]

 

Iglesia episcopal Christ Church, 1988-1992, Lomas de Chapultepec, Ciudad de México. Foto: Archivo Carlos Mijares.
 

SIN DUDA, CUANDO OBSERVAMOS la obra y trayectoria de Carlos Mijares Bracho,[2] descubrimos que se trata de un arquitecto con oficio, con talento plástico y, muy particularmente, con pasión. Una pasión que supo transmitir a todos aquellos alumnos y profesionales que, de una forma u otra, estuvieron en contacto con él o con sus proyectos y diseños. Al considerar su amplia producción, he optado por referirme en este espacio a su trabajo temprano, el de la década de 1960 en el terreno de la arquitectura industrial, pues considero que lo que llamaría la segunda etapa de su obra ha recibido mayor atención por parte de diversos especialistas.

En esa primera época, su labor profesional estaba primordialmente enfocada a proyectar edificaciones para la industria, aunque ésta no haya sido el área predominante de su quehacer, ya que también tiene en su haber edificios y casas habitación en distintas entidades de la República. Por otra parte, a su talento se debe una serie de construcciones célebres realizadas en el ámbito de la arquitectura eclesiástica, en un segundo momento de su vida profesional. Baste recordar aquí una serie de edificaciones eclesiásticas, particularmente en Michoacán, como la capilla del panteón de Jungapeo (1985-1987), al igual que la remodelación, incluidos los anexos, de la iglesia también de Jungapeo (1987). Asimismo, en la misma serie se hallan la parroquia de San José Obrero, en el poblado de La Coyota (a partir de 1983), y la parroquia de San José, en Lázaro Cárdenas (desde 1980); por otra parte, la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Ciudad Hidalgo (1969-1984), tiene un sitio especial, ya que en este caso el trabajo le aportó importantes lecciones.[3] En la Ciudad de México se halla un excelente ejemplo de su creatividad y de su calidad mística en la parroquia episcopal Christ Church, en las Lomas de Chapultepec (1988-1992). También se debe mencionar el centro comunitario en una unidad habitacional de Bogotá (1995-1996), donde colaboró con el arquitecto colombiano Rogelio Salmona.[4]
 

Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, 1969-1984, Ciudad Hidalgo, Mich., México. Foto: Archivo Carlos Mijares.

 

Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, 1969-1984, Ciudad Hidalgo, Mich., México. Foto: Archivo Carlos Mijares.
 

En el caso de Mijares Bracho, las obras fabriles son el resultado de una prolongada investigación sobre el tema, lo que me permite aseverar que este arquitecto se convirtió en un especialista en la materia. Son diversos los ejemplos que podemos citar, pero debemos adelantar que en todos sus proyectos se preocupó desde un principio por resolver en forma adecuada el correcto desarrollo de las funciones del personal de cada empresa, preservando la dignidad tanto de operarios como de oficinistas. De manera análoga se dedicó a solucionar, de óptima manera, las áreas de producción y de almacenaje dentro de estrictos lineamientos de seguridad e higiene, siempre buscando el bienestar de los trabajadores. Procuró sistemáticamente hallar soluciones originales en estas edificaciones y conjuntos, imprimiéndoles un carácter propio y dotándolos de perfiles distintivos que conforman así la imagen de cada empresa que albergan.

 

Capilla del panteón, 1985-1987, Jungapeo, Michoacán. Foto: Archivo Carlos Mijares.
 

Pero vayamos por partes. Inicio el análisis con el edificio de Fertilizantes del Bajío, SA (1962-1964), el la ciudad de Salamanca, Guanajuato. Se trata de una acertada serie de edificaciones aisladas que responden a las distintas funciones industriales, donde el gesto audaz de ciertos elementos se apega a la vez a la estricta funcionalidad del conjunto. Efectivamente, encontramos que cada uno de los elementos responde a un destino particular, donde se señala claramente el edificio de oficinas. Otras estructuras destinadas a los procesos de fabricación de fertilizantes o a las bodegas ofrecen un aspecto menos acabado para privilegiar la eficiencia, contando con la asesoría del ingeniero Antonio Huelsz; estas construcciones son el resultando de elevadas torres de enfriamiento o chimeneas, así como amplios y novedosos espacios para almacenamiento, conformados por grandes bóvedas de cañón corrido, desplantadas desde el suelo.

Dos obras en la colonia Industrial Vallejo ocupan un sitio destacado dentro de este género: la Fábrica Borg & Beck (1962-1963), y la Fábrica de Bujías Champion (1964-1965). La primera tiene un perfil premonitorio de obras posteriores al haber sido construida en ladrillo aparente; destaca por una parte la nave industrial, cubierta a base de bóvedas que consienten una iluminación cenital a la vez que un amplio interior sin particiones. Se integra a esta un edificio de oficinas que muestra la escala propia de las labores administrativas y se formula como un volumen en contrapunto que contiene el ingreso principal.

Por su parte, la Fábrica de Bujías Champion conformaba un hito dentro de la arquitectura anodina de la zona industrial al norte de la ciudad; efectivamente, su barda ofrecía orgullosa el mural Abstracción integrada en mosaico de talavera de Carlos Mérida, mismo que se colocó hace algunos años a un costado de la Avenida  de los Insurgentes, a la altura del Centro Cultural Universitario de la UNAM.[5] Aquí también se destaca la solución de la nave industrial, basada en una serie de paraboloides hiperbólicos, llamados comúnmente paraguas de concreto, que se yerguen de forma independiente unos de otros para favorecer la luminosidad del interior.
 

Vehículos Automotores Mexicanos, 1964, Toluca, Méx., México. Foto: Archivo Carlos Mijares.
 

Otra obra destacada es la planta automotriz Vehículos Automotores Mexicanos (1964), situada sobre la carretera México-Toluca, dentro de la zona industrial de Lerma. En este caso nuevamente descubrimos una envolvente de ladrillos aparentes que, con el mismo tipo de aparejo utilizado anteriormente, busca unificar las diversas edificaciones que integran el conjunto. En especial se debe destacar la techumbre de la zona de ensamblaje, la cual conjuga los paraboloides de concreto con un entramado de trabes que se apoyan en las columnas de la estructura para facilitar con ello las distintas funciones de la planta. Finalmente debe señalarse la colaboración de Mathias Goeritz, quien en este sitio diseñó una audaz escultura que retoma las letras VAM para funcionar como símbolo de esta lograda construcción. En cierta forma, resulta lógico que en 1980 le encargaran al arquitecto Mijares el proyecto de VAM Refacciones, también en la colonia Vallejo, donde trabajó en colaboración con Aurelio Nuño; se trata de un edificio con funciones múltiples, comerciales y administrativas, que se desarrolla como continuación de la planta de Toluca, con la singularidad de estar realizado en su totalidad en concreto aparente, lo que lo dota de una gran sobriedad.

En general estos conjuntos fabriles ofrecen una agradable solución plástica que se corresponde con una estricta funcionalidad, así como con un deseo de significarse en el entorno urbano; pero principalmente es la preocupación por el bienestar en el desempeño del obrero lo que guía el diseño y constituye la propuesta arquitectónica de Carlos Mijares Bracho en el ámbito de la arquitectura industrial.
 

Espacio Lúdico, 1995-1996, Bogotá, Colombia. Foto: Archivo Carlos Mijares.

 

Iglesia episcopal Christ Church, 1988-1992, Lomas de Chapultepec, Ciudad de México. Foto: Carlos Mijares.
 

Debo referirme, aun en forma sumaria, a una faceta más del quehacer de Carlos Mijares: aquella que lo hace pensador de la arquitectura. Desarrolló sus ideas en numerosas conferencias y charlas. En éstas fue desgranando su profundo conocimiento y pasión por la arquitectura; en particular señalemos la continuidad de su palabra en su insustituible libro Tránsitos y demoras. Esbozos del quehacer arquitectónico,[6] una lección de estudio, análisis y goce del patrimonio arquitectónico de ámbitos lejanos y cercanos. En esta publicación recorremos de su mano, a paso lento y reflexivo, siete obras mexicanas y cinco allende las fronteras, agrupadas en tres capítulos. En el primero, titulado “Los problemas”, transitamos por Paquimé, Monte Albán y Xochicalco, mientras que en el segundo, “Las preguntas”, revisamos por una parte Tikal, Teotihuacan, San Francisco Acatepec y Chiapa de Corzo y, por la otra, el Pabellón de Barcelona de Ludwig Mies van der Rohe y la Villa Savoye de Le Corbusier; finalmente en “Las respuestas”, peregrinamos por el Ayuntamiento de Säynätsalo de Alvar Aalto, el Instituto Salk de Louis I. Kahn y el Museo Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry. Se trata de una investigación profunda y sensible sobre la arquitectura en general, donde se aprecian no sólo sus vastos conocimientos; también destaca su agudo y crítico sentido de la observación. Finalmente, el análisis concluye con el fundamental apartado “Misiones y responsabilidades”. En suma, se trata de un libro de indispensable lectura para los arquitectos y en particular los estudiantes, así como para todos aquellos interesados en esta disciplina.

En atención a sus escritos y a su dilatada presencia en las aulas universitarias, aunados a la calidad humana de su obra, la Academia de Artes lo designó Académico Honorario en 2014; este homenaje se agrega a los numerosos y merecidos reconocimientos que le fueron otorgados a lo largo de su fructífera vida, como el Premio Universidad Nacional y la Medalla de Bellas Artes.
 

Iglesia episcopal Christ Church, 1988-1992, Lomas de Chapultepec, Ciudad de México. Foto: Archivo Carlos Mijares.

 

*Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

 

Inserción en Imágenes: 01.07.17.

Imagen de portal: Espacio Lúdico, 1995-1996, Bogotá, Colombia. Foto: Archivo Carlos Mijares.

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[1] Carlos Mijares Bracho, “Introducción”, Tránsitos y demoras. Esbozos sobre el quehacer arquitectónico, Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, Chihuahua, 2002.

[2] Nace en la Ciudad de México el 26 de abril de 1930, donde fallece el 19 de marzo de 2015. Para mayor información ver: Rodolfo Santamaría y Sergio Palleroni, Carlos Mijares, tiempo y otras construcciones, Somosur-Escala, Bogotá, 1989; y el número 106 de Artes de México, “Carlos Mijares Bracho”, México, 2012, con textos de Alberto Ruy Sánchez, Malena Mijares, Javier Carral, Xavier Guzmán Urbiola, Fernando González Gortázar, Fernando Fernández y el propio Mijares.

[3] Carlos Mijares así lo refirió en diversas conferencias que dictó sobre el tema. Ver también Carlos Mijares Bracho, “La enriquecedora modestia del ladrillo”, y Xavier Guzmán Urbiola, “Poética del barro armado”, en Artes de México, op. cit.

[4] Sobre este tema, ver Louise Noelle, “Arquitectura religiosas en el México del siglo XX”, Arquitectura religiosa de la Ciudad de México. Una Guía, México, Asociación del Patrimonio Artístico Mexicano, AC, 2004.

[5] En 1987 la fábrica donó este mural que fue situado a un costado de la Avenida de los Insurgentes, en el sentido de norte a sur, en el ingreso al Centro Cultural Universitario, sin tomar en cuenta que en su emplazamiento original estaba sobre un muro en forma de L, con lo que la actual colocación en línea recta no tomó en cuenta este “doblez”, propiciando un aspecto hasta cierto punto incongruente; tampoco se atendió el deseo del propio Mérida en el sentido de que estuviera integrado a un edificio y no aislado. Ver Louise Noelle ,“Abstracción integrada, un mural de Carlos Mérida en la UNAM”, Los Universitarios, vol. III, núm. 31, México, UNAM, agosto 1988.

[6] Mijares, Tránsitos y demoras. Esbozos sobre el quehacer arquitectónico, op. cit.