Memento mori, el macabro encantamiento del osario de Sedlec

Maricela González Cruz Manjarrez*
mgcm2@hotmail.com

 

                                                                   Memento mori
                                                                   Memento te hominen esse
                                                                   Respice post te
                                                                   Hominen te esse mement
[1]

 

Seldec, República Checa

Vista general de la capilla gótica (siglos XV a XVIII) y del cementerio de Sedlec, Kutná Hora, República Checa. Foto: Martín González González, 2013.

La muerte se transforma en creación y se expresa artísticamente en un escenario original, grotesco y siniestro; esto sucede dentro del osario de la capilla católica que ha dado fama a Sedlec, ubicado a setenta kilómetros de Praga, dentro del distrito de Kutná Hora, en la República Checa, que forma parte de los lugares considerados como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Las puertas del osario de Sedlec sólo se cierran el 24 de diciembre.

El popular cementerio de Todos los Santos formaba parte originalmente de una abadía. Tuvo gran auge en Europa central debido a que en él se esparció tierra santa de Jerusalén, traída por el superior del monasterio de la orden del Císter de Sedlec en 1278. Desde entonces surgió el deseo de muchas personas de que sus restos quedaran en este sitio.

Años después, en 1318 –con la peste negra–, y en 1421 –con las guerras husitas–, el cementerio creció de manera forzosa. A principios del siglo XV, cuando el monasterio fue afectado por un incendio, se construyó la capilla de estilo gótico que ahora se alza sobre el camposanto. En su parte superior, entre las torres, está colocada una escultura que representa a la Virgen María (la Inmaculada Concepción). La pieza fue realizada por Matthew Václav Jäckel en 1709.[2]
 

Inmaculada Concepción

Escultura de la Virgen María (la Inmaculada Concepción), realizada en 1709 por Matthew Václav Jäckel. Parte superior de la fachada de la capilla de Sedlec. Foto: Martín González González, 2013.

Con esta nueva iglesia se redefinieron los espacios y se edificó una capilla anexa que cuenta con su propia bóveda y un sótano. En él se ubicó el osario donde se depositaron numerosos cadáveres del cementerio. Esta capilla se reconstruyó en su parte superior a principios del siglo XVIII, según un diseño gótico barroco de Jan Blažej Santini Aichel.[3]

La parte inferior de la nueva capilla adquirió su carácter definitivo en 1870, cuando gobernaba el emperador José II. En esa época los monasterios fueron suprimidos. Por tal razón quedó a cargo del lugar la familia Schwarzenberg de Orlika, la cual, con el deseo de ordenar los restos óseos amontonados, contrató a František Rint para desinfectar, blanquear y acomodar las calaveras y los huesos de los esqueletos que estaban dispersos o apilados.

En esta labor František Rint despliega la creatividad que antes aplicaba a la talla en madera. Con alrededor de cuarenta mil esqueletos como materia prima, logra seleccionar cuidadosamente durante una década partes de ellos a fin de realizar una ornamentación excepcional donde lo extraordinario no es que haya enormes candelabros (que actualmente funcionan), custodias, guirnaldas, cruces, cálices, pedestales, pirámides o hasta un escudo familiar, sino que estos objetos están formados con diversas partes de osamentas montadas minuciosamente para crear formas y figuras que despiertan diversas sensaciones que nos remiten al amplio espectro que se presenta en la actualidad dentro de la estética contemporánea. Así, en este sitio se expresa la curiosidad, la extrañeza, cierta atracción morbosa, y se suscitan corolarios éticos o satíricos que finalmente conducen a reflexionar en torno a la muerte, a nuestra conciencia del tiempo, de lo efímero de la existencia humana; a cuestionar la posibilidad de la trascendencia, la viabilidad de la inmortalidad del alma, con metáforas que indagan sobre lo mundano, la necrofilia, el viaje, el camino, la libertad, la eternidad, y donde:

“Los arquetipos de la vida y la muerte están, como hemos podido ver, conectados con dos conceptos: la putrefacción y la travesía. La conciencia de la mortalidad se relaciona con la primera, mientras que la probabilidad de otra vida más allá de la muerte, o la vida vista como un camino hacia las etapas existenciales constituye la base de la segunda.”[4]
 

Escudo de armas

Escudo de armas de la familia Schwarzanberg realizado por František Rint. Osario de Sedlec. Foto: Martín González González, 2013.

 

Sotocoro y barandilla

Detalle del sotocoro y barandilla decorada con calaveras y huesos de piernas. Osario de Sedlec. Foto: Martín González González, 2013.

En este osado osario, en una de sus paredes, František Rint –para que no quedara duda de la autoría de la obra–, dejó escrito con huesos humanos su nombre y la fecha de 1870. También con este material elaboró el escudo de armas de la familia Schwarzanberg, mismo que ha quedado como testimonio de los que patrocinaron tal creación. La parte inferior derecha del escudo encierra un terrorífico simbolismo; las piezas óseas que la conforman recrean una escena donde un cuervo está picando un ojo humano (se afirma que el cráneo que forma parte de la escena perteneció a un guerrero turco[5]). Este montaje nos remite a un aspecto de la condición humana asociado al refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”, frase que alude a la ingratitud. De alguna manera también podemos asociar la parte mencionada del escudo a la obra titulada El genio de la especie, una pistola formada con huesos de pollo realizada por Wolfgang Paalen en 1938 que forma parte del imaginario surrealista mexicano del siglo XX.

Una capilla que contiene un osario similar –aunque con alcances menos creativos– es la de Santa María della Concezione dei Cappuccini, en Roma, erigida en el siglo XVIII, en cuya cripta se colocaron alrededor de cuatro mil huesos de frailes y se hallan algunas momias vestidas con el hábito de los capuchinos.[6]

En 1970, un personaje también de origen checo, Jan Švankmajer, considerado uno de los maestros de la animación[7] (además de ser artista gráfico, escultor, diseñador y poeta surrealista), visita la capilla y realiza un cortometraje del osario de Sedlec. La cinta tiene una duración de diez minutos.[8] En un principio sólo muestra tomas del sitio con los huesos, calaveras y esqueletos y las acompaña de una narración con una voz neutra. Luego reedita el cortometraje; alterna la voz que nos introduce al lugar con sonidos de la cadena de una bicicleta. Al recorrer el lugar incorpora algo del entorno, con lo cual aflora la atmósfera medieval de las casas y las calles de Sedlec.[9] Al centrarse en el osario, en las tumbas del cementerio, hace patente el juego entre la vida y la muerte, el sentido de lo efímero, de la inmortalidad, las paradojas de la vida y su permanencia a través de la creación.
 

Osario de Seldec

Guirnaldas y candelabro en la parte superior. Abajo, pináculos con angelitos como remate. Realización de František Rint. Osario de Sedlec, República Checa. Foto: Martín González González, 2013

Por ejemplo, en una toma aparece un caracol captado en sus lentos movimientos, colocado dentro del orificio de una calavera que en otro tiempo fue ocupado por un ojo. También muestra la dicotomía entre los cráneos y las esculturas de los angelitos que los sostienen. En la cinta asocia lo que el lugar despierta en el espectador con el poema “Comment dessiner le portrait d'un oiseau” ("Cómo dibujar el retrato de un pájaro"), de Jacques Prévert. Además, musicaliza el texto con una pieza de jazz de Zdeněk Liška que es interpretada por una lírica voz femenina que entreteje el ritmo musical con las cadencias o los acentos marcados por las imágenes.[10]

Además del osario, en Sedlec destaca la Catedral de Nuestra Señora, y en Kutná Hora existen diversos sitios y monumentos de interés, como la Casa de Piedra, el Castillo Real (Patio Italiano), las minas de plata, la iglesia de Santa Bárbara (patrona de los mineros) y el Antiguo Colegio de los Jesuitas, que ahora es una galería de arte moderno.[11] Sin embargo, ante estos edificios, la vivencia estética que provoca el osario de Sedlec resulta única por el extraño embrujo que genera por sí solo. Se trata de una experiencia que se acentúa cuando envueltos en neblina el cementerio y el osario se llenan de misterio en las programadas visitas nocturnas al lugar, o cuando la atmósfera traslada nuestros pensamientos a otras dimensiones, con especulaciones cargadas de romanticismo al recorrer las antiguas tumbas del cementerio, con sus cruces oxidadas, semiabandonadas, invadidas por el musgo y por plantas caprichosas que trepan sobre ellas; son sepulcros saturados de historia, donde se alterna lo natural, lo sagrado y lo profano.
 

Osario, República Checa

Guirnaldas, ornamentaciones diversas y pináculo con cráneos humanos y angelito. Osario de Sedlec. Foto: Martín González González, 2013.

 

Autor de la ornamentación del osario de Seldec

Letrero en una de las paredes del osario de Sedlec que registra el nombre del autor de la ornamentación del lugar, František Rint, y la fecha de su creación, 1870. Foto: Martín González González, 2013.

Para redondear esta nota resulta oportuno retomar una reflexión de Marcos Giralt Torrente sobre la visión de la cultura de la República Checa presente en el libro de John Banville. Dice Marcos Giralt de la Praga que describe y rememora Banville:

Su Praga son instantáneas adheridas azarosamente a la memoria (unas hojas caídas a la orilla de un camino, una madre y su hijo pequeño en un cementerio, unos capiteles entrevistos a través de las ramas de un árbol...); y es también el recuerdo de los amigos allí hechos; la vergüenza que sufrió en su primer viaje al comprobar el terrible sinsentido estalinista; las anticipaciones de Kafka; las fotografías de Josef Sudek; los cuentos de Jan Neruda; el Golem de Mayrink; la furia coleccionista del emperador Rodolfo II o la rivalidad de Tycho Brahe y Kepler. Recortes arbitrarios, reunidos por la mirada clara de Banville, de una Praga inventada que consigue ser al mismo tiempo la Praga real. Como él dice, la obra de arte señala “los asuntos esenciales, los momentos esenciales, en el flujo desordenado que es la vida real, vivida, aunque siempre reconociendo la basura ignorada pero vigorizante que se deja atrás”.[12]

En este contexto, el osario de Sedlec queda como una rara joya que muestra un arte que cuestiona la vida, donde coexisten presencias contradictorias de la tradición y de la modernidad, como el cortometraje de Jan Švankmajer teñido de surrealismo; es un lugar donde se puede dimensionar una estética más abierta y cercana a la actual, donde se alienta una poética que invoca al pathos, que funde lo repugnante con lo místico, lo profundo con lo híbrido, lo controvertido, incómodo, anticonvencional, con la liberación de emociones generalmente ocultas. De ahí la importancia del osario de Sedlec, sitio que nos sacude y que estimula nuestra imaginación de manera inevitablemente subversiva.
 

Angelito con calavera

Angelito con calavera. Imagen del cortometraje Osario de Sedlec, de Jan Švankmajer, 1970. Duración:  10 minutos. Música: Zdenek Liska. Tomada de <http://thesoundofeye.blogspot.mx/2010_05_01_archive.html>.

 

Calavera en Seldec

Detalle de calavera humana con un caracol. Imagen del cortometraje Osario de Sedlec, de Jan Švankmajer. Tomada de <http://thesoundofeye.blogspot.mx/2010_05_01_archive.html>.

 

*Doctora en Historia del Arte. Está adscrita al Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

 

Inserción en Imágenes: 30.10.13

Imagen de portal: Ornamentación de František Rint. Acceso a la capilla anexa, parte superior, construida en el siglo XVIII, tras la reconstrucción de la capilla gótica. Osario de Sedlec, Kutná Hora, República Checa. Foto: Martín González González, 2013.

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[1] “Recuerda que morirás/Recuerda que eres un hombre/Cuídate/Recuerda que eres un hombre”, tomado de Leonor Taiano C., “Persistencia y desacralización del concepto de memento mori en la cultura occidental”, en Isla flotante, Universidad de Tromsø, Noruega, 2012, p. 80, <http://es.wikipedia.org/wiki/Memento_mori>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[2] Véase, <http://www.ossuary.eu/index.php/cz/kostnice>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[3] Véase, <http://www.czechtourism.com/sp/c/kutna-hora-sedlec-ossuary/>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[4] Leonor Taiano C., op. cit., p. 84.

[5] Véase, <http://www.czechtourism.com/sp/c/kutna-hora-sedlec-ossuary/>, consultado el 22 de octubre de 2013.

[7] Cuenta con más de veinticinco cortometrajes, entre ellos Dimensiones del diálogo de 1982, La caída de la Casa Usher de 1981, Jabberwocky de 1971 y Comida de 1992, y ha realizado cinco largometrajes: Alicia de 1988, versión libre de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll; La lección de Fausto de 1994; Los conspiradores del placer de 1996; Otesánek de 2000, y Sobrevivir a la vida, teoría y práctica de 2010. Sus películas de animación han influido a importantes cineastas como los Hermanos Quay, Tim Burton y Terry Gilliam. Véase, <http://thesoundofeye.blogspot.mx/2010_05_01_archive.html>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[8] La cinta se puede ver en la siguiente liga: <http://www.youtube.com/watch?v=c6bWce7CDDg>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[9] Cabe resaltar que Sedlec pertenece al distrito de Kutná Hora que fue muy importante en el siglo XIII por la explotación de las minas de plata y que incluso su nivel económico pudo competir con Praga. En este sentido, también el trabajo de las minas puede asociarse a la muerte y al osario subterráneo de la capilla. Véase, <http://paseandohistoria.blogspot.mx/2011/04/el-osario-de-sedlec.html>, consultada el 22 de octubre de 2013.

[10] Un texto relevante con planteamientos de Jan Švankmajer se publicó en 2012 en una edición de Eugenio Castro y Julián Lacalle. La traducción es de Eugenio Castro, Silvia Guiard y Roman Dergan. El libro se titula Para ver, cierra los ojos, en la serie Pepitas de Calabaza, Logroño, España.

[11] John Banville, Imágenes de Praga, Madrid, Herce Editores, 2008, pp. 101 y 102.

[12] Marcos Giralt Torrente, “John Banville es John Banville”, en El País, Archivo edición impresa, Madrid, 3 de mayo de 2008, <http://elpais.com/diario/2008/05/03/babelia/1209771556_850215.html>, consultada el 22 de octubre de 2013.