Pequeña gran historia de la revista electrónica "Imágenes"

Alberto Dallal*
dallal@servidor.unam.mx

M. Toussaint y J. Fernández. Archivo Fotográfico IIE-UNAM

Manuel Toussaint y Justino Fernández. Foto: Archivo Fotográfico IIE-UNAM.

El proyecto de concebir, fabricar, dar a luz una revista de divulgación impresa en torno al hacer y el saber de los miembros del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM (en el nivel de la gran divulgación y en contraste con las revistas de investigación académica) fue planteado por Elia Espinosa en 2002 en el Colegio de Investigadores de este Instituto. Fue aceptada la idea plenamente. A la doctora Espinosa se le encomendó la tarea de realizar la publicación con el nombre de Imágenes. Boletín del Instituto de Investigaciones Estéticas. En varias ocasiones Elia Espinosa nos expuso sus ideas sobre la publicación e incluso en alguna reunión nos habló de materiales que ya había solicitado a diversos colaboradores para establecer el contenido del primer número. Conforme fue pasando el tiempo, Elia nos entusiasmó con noticias relativas a Imágenes, acertadísimo título, por cierto, pero no se establecieron fechas precisas para “meter” a la imprenta dichos materiales.
 A finales de 2004, una vez que ingresé en el Comité de Publicaciones, fue tratado el tema de la revista y se sugirió en una reunión del Comité que, aprovechando el auge que recién adquirían los sistemas electrónicos y computacionales en la divulgación del arte y del periodismo cultural, se transformara el proyecto de Imágenes en el de un boletín con “todas las de la ley electrónica” y se insertara en la página ya establecida por el Instituto en Internet.

El Comité de Publicaciones me encomendó la tarea de hacer este nuevo proyecto, el cual en su momento presenté con detalle y el cual fue aprobado en su totalidad.
 En sus líneas originales es el mismo que aparece en el rubro de “Política editorial” en la actual revista Imágenes. Su diseño editorial respondió a los requerimientos de este conducto de acción, el electrónico. En su primera etapa, el diseño de presentación de la revista se debió a Laura Esponda, y en la etapa actual, a Tania Ixchel Pérez González. Los encargados de la realización técnica fueron Pablo Miranda, al principio, y Antonio Villarreal, después. Imágenes entró en la red, es decir, salió a la luz el 1 de junio de 2005, y a partir de enero de 2007 el Comité Editorial permitió su transformación en revista cultural, con todas las implicaciones inherentes al género revista. Fui nombrado coordinador, y desde el principio Imágenes contó con el apoyo profesional del redactor Jorge Bravo, quien, como se puede apreciar en los materiales acumulados de Imágenes, también se convirtió en colaborador de nuestra revista electrónica. En la actualidad los trabajos inherentes a la Redacción se hallan a cargo de Octavio Ortiz.

La experiencia de más de seis años y medio de la revista electrónica Imágenes, sus implicaciones profesionales y sus modos de acción, es el tema al que deseo referirme en forma pormenorizada, toda vez que se trató de una funcional apertura del Instituto hacia un mundo operativo de manera inesperada, sorprendentemente certero y académica y culturalmente eficiente, que mantiene en su seno las características de interés, de profesionalidad y de desenvolvimiento de las revistas de divulgación tradicionales y que, sin embargo, nos enfrenta a situaciones, procedimientos y públicos distintos, muy amplios, estableciendo un universo que en ocasiones rebasa las expectativas normales y ofrece procesos novedosos de divulgación y registro. Imágenes los ha utilizado durante este lapso en toda su magnitud, en la realización de sus extensas posibilidades. Su dinámica de aprovechamiento del medio electrónico puede apreciarse en su bien rebasado millón de observadores y lectores que literalmente se hallan en todo el mundo.

             Libro Estéticas 1             Libro Estéticas 2

En primer término, debo referirme a la naturaleza de mi proyecto original, el cual recogió, y creo que de manera positiva, mi experiencia de ocho años como director de la revista Universidad de México y de toda mi vida profesional como crítico, editor y periodista cultural. El aprovechamiento de este pasado que me delata puede apreciarse tanto en el diseño de las secciones como en la realización de ellas mediante la colaboración de especialistas sobre los diversos temas, y en el acierto de penetrar de lleno en las cualidades propias del medio electrónico, el cual permite que los materiales, las colaboraciones se vayan adhiriendo a la red eventualmente, sin periodos fijos, alimentando la curiosidad de muchos cibernautas, los cuales buscan sin ton ni son, desordenadamente pero llenos de una curiosidad ejemplar, en el espacio electrónico los materiales de su interés. Estos lectores tienen sus propios sistemas de búsqueda aplicando el método, muy ingenioso por cierto, de las asociaciones temáticas y de una ahora ya venturosa y amplia navegación digital.

En segundo término, creí conveniente ampliar el panorama que cubren las revistas culturales impresas haciendo énfasis en las posibilidades de presentación de las publicaciones digitales y en sus ofrecimientos visuales, los cuales, últimamente, ofrecen incluso secciones de música (sonido) e imágenes en movimiento, gran acierto, producto de ideas y peticiones referentes a incluir materiales concretos que me han planteado en su momento algunos colaboradores y también, ahora, Octavio Ortiz y Tania Ixchel Pérez González.

La tercera característica, que yo llamaría cualidad, de la revista Imágenes ha sido sin duda la presentación netamente periodística, es decir, de divulgación de casi todos los materiales. De la totalidad de las colaboraciones expuestas, sólo hay cuatro que indudablemente penetran en los linderos de las publicaciones de investigación especializada. Tres de ellas son: “Una visita al convento de Santa Catalina de Arequipa”, de Martha Fernández, por su contenido erudito; “El artilugio del tiempo en un tablado en honor a Fernando VII en Guatemala”, escrito por Ninel Valderrama Negrón, y “Guillermina Bravo”, texto de naturaleza técnico-histórica de René Avilés Fabila. La cuarta colaboración posee más bien un carácter completo de proyecto y programa de trabajo para llevar a cabo una investigación: “Catálogo Nacional de Escultura Novohispana”, por Elisa Vargaslugo y Gabriela García Lascuráin. Todos los demás materiales “puestos en red” se mantienen en el nivel periodístico, aunque sustentados en la investigación y el conocimiento académicos. Con el tiempo, se incluyeron materiales más “ligeros” pero asentados en el conocimiento especializado. En la sección “Archivo de artículos” los cibernautas pueden hasta el momento actual acceder a lo publicado durante el lapso de vida de Imágenes.

Nos referiremos ahora a este nivel periodístico en relación con su calidad, altura y naturaleza profesionales, es decir, la exigencia de que la forma y el contenido de cada colaboración “periodística” incluyan una estructura referida o vinculada a los géneros periodísticos tradicionales, los cuales han perdurado más allá de la palabra impresa en radio, en televisión, en Internet y en diversos tipos o vías de divulgación que, como el cartel, el fotoperiodismo, el reportaje y la entrevista, han sido históricamente medios de acción y de producción de expertos, de profesionales. También en este nivel he aplicado mi experiencia adquirida como profesor e investigador de asignatura durante más de treinta años. Y aquí un dato curioso: en la Facultad de Filosofía y Letras, en donde he dirigido un Taller de Revistas Literarias (con todas las exigencias de investigación que el tema demanda), los alumnos, en general, estudiantes de letras, consideran el periodismo como una subocupación, sin ponerse a pensar en la trayectoria profesional de siglos que la ocupación posee y muestra muy claramente en el siglo XXI; en cambio, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en donde profeso diferentes materias sobre géneros periodísticos, historia y teorías de investigación y comunicación, los alumnos generalmente dan por sentado que el periodista es, asimismo, automáticamente, un escritor literato. Y siendo ya ex profesor de una multitud de alumnos, ya periodistas profesionales, ya escritores-literatos, recibo placenteramente el reconocimiento por mis explicaciones académicas y los teóricos deslindes respectivos: las situaciones globalizadas que el mundo actual nos ofrece a través de las redes sociales apresura de mil maneras y en variados planos la inmediata transmisión de noticias en torno a los acontecimientos, pero el periodista, el experto en el análisis y “decantación” de las noticias, el profesional, es el que, por así decirlo, selecciona, investiga en torno a… y ofrece ordenadamente lo que el acontecimiento y la realidad tienen de interés para el “lector medio”. Como nos indica la experiencia del periodismo mexicano durante varios siglos, el fenómeno periodístico es, sin duda, una tarea profesional; sobre todo a partir de finales del siglo XIX, debido a la industrialización de los productos y los quehaceres periodísticos y sus vínculos con la realidad social y política. Si fuera verdad que el periodismo es una subocupación, ¿por qué los historiadores e investigadores acuden a él incansablemente para registrar y fundamentar sus propias indagaciones?

Ciudad de las Humanidades y el Centro Cultural Universitario. Archivo Fotográfico IIE-UNAM

Vista aérea de la Ciudad de las Humanidades y el Centro Cultural Universitario, c. 2000. Foto: Archivo Fotográfico IIE-UNAM.

La revista Imágenes ha tenido un evidente éxito por distintas razones que van desde el acierto de su perfil, considerado desde el proyecto original, hasta la certeza de que en este tipo de “publicaciones en la red” se hace indispensable mantener a toda costa la profesionalidad que se anuncia. Aun calculando un diez por ciento de visitas involuntarias e inútiles (lectores que buscan otro tipo de materiales y no los que la revista ofrece), hemos logrado no sólo que los lectores y colaboradores consigan alcanzar sus propias expectativas sino también hacernos de lectores consuetudinarios, de diversos países, algunos de los cuales se comunican constantemente con nosotros. Se trata de una auténtica y funcional socialización del conocimiento. Hemos descubierto que este tipo de red electrónica está constituida y es mantenida vigente por un público nuevo e inesperado, un público que usualmente no lee revistas impresas porque sus intereses, cuando se hallan establecidos de antemano, se cumplen mediante una asimilación inmediata, es decir, mediante un hacerse de datos, imágenes mentales, información, conocimientos que, o bien aplican en seguida, o bien quedan ubicados a manera de un archivo electrónico personal al cual ha de acudirse cuando se necesita. Asimismo, “los que navegan” tienen la oportunidad de realizar una impresión de los materiales de su interés en el momento en que así lo deseen.

Aunque la revista se inició el 1 de junio de 2005, las visitas comenzaron a ser registradas el 17 de octubre de 2005. Hasta el momento, el conjunto de materiales en línea acumulados incluye 106 colaboradores, de los cuales 32 son investigadores del Instituto, 7 técnicos académicos y 70 colaboradores externos, tanto nacionales como internacionales. Hasta el día de hoy hemos puesto en línea 246 textos. Durante el lapso, asimismo, se hizo evidente mundialmente la importancia de las redes sociales, sus capacidades de establecer vínculos y comunidades y sus efectos libertarios en la comunicación política. En Imágenes se hicieron claras las diferencias entre las labores de las redes sociales y la importancia del proceso de especialización periodística que la comunicación por la web exige. Durante más de un siglo se ha hecho evidente la necesidad y la irreversibilidad de la aparición de revistas cada vez más especializadas en el plano de la divulgación periodística.

Calculamos que una bien cimentada revista cultural impresa como Imágenes requeriría un lapso de distribución considerablemente más extenso para tener sólo una parte de los lectores con que cuenta en la actualidad nuestra revista electrónica. No hemos hecho el estudio de cuáles son las razones del aumento de incidencia de las visitas pero hemos observado, a vuelo de pájaro, que hay ciertos materiales que, más que suscitar un mayor interés, producen un incremento de lectores por presentar temas de corte popular o de “introducción a la cultura”, o también porque refuerzan el atractivo netamente visual gracias a las ilustraciones que nos ocupamos en buscar y seleccionar, en reproducir y encontrarles sitio adecuado para que consigan captar la atención del usuario (véase la sección “Imago”). Aun así, si tuviéramos tiempo, podríamos comenzar a investigar, en concreto, cuáles son los materiales que, por su fecha de aparición, han suscitado una relativa multiplicación de visitas. Lo haríamos apoyados en los registros computacionales que esta vía de divulgación permite. Por otra parte, nos hemos esforzado por salvaguardar los cánones culturales y artísticos de Imágenes. Además, el interés producido por cada tema y la calidad de su exposición han hecho que los materiales se unan “en red” a otros temas, textos y acciones informativas dentro de cadenas internacionales preestablecidas como Yahoo, Google y Wikipedia. El colaborador puede constatar que al anotar su nombre en un buscador, siempre aparecerá su participación en Imágenes.

Sobre el mantenimiento del tipo de colaboraciones, la salvaguarda de las características y la naturaleza de los materiales publicados baste el siguiente dato: sólo en dos ocasiones hemos tenido que prescindir de la publicación de trabajos, muy interesantes por cierto, porque les correspondería más bien, debido a que son artículos de investigación, un medio como los Anales, la revista de investigación especializada del Instituto. En otras dos ocasiones hemos convencido a los colaboradores para que revisen los textos que nos proponían porque, o bien eran muy extensos, o bien adolecían de algunas imprecisiones importantes. Otro dato relevante se relaciona con las negativas, más o menos frecuentes, que me veo obligado a exponer porque se me ofrecen posibles colaboraciones que no son sino publicidad o propaganda abierta o encubierta. Asimismo, mantenemos vigente la aplicación de mi regla de oro de las publicaciones de divulgación cultural relativa a que el campo de acción y el centro de interés del periodismo es el acontecimiento, mientras que el campo y el centro de interés de la investigación es el conocimiento.

Elisa Vargaslugo. Foto: Lothar Knauth. Archivo Fotográfico IIE-UNAM

Elisa Vargaslugo, c. 1955. Foto: Lothar Knauth. Archivo Fotográfico IIE-UNAM.

Otra de las ventajas detectadas en la conformación y el manejo profesional de Imágenes se refiere a que constituye, en sí misma, un archivo de los materiales y los temas puestos en línea, o sea publicados, es decir, hechos públicos. Y hablo tanto de materiales escritos como de ilustraciones. No hemos tenido tiempo en Imágenes de destacar, dentro de su diseño fundamental, nuestra sección denominada “Archivo de artículos”, pero hemos tenido bastantes peticiones al respecto, toda vez que se han ido acumulando en este espacio los materiales que van siendo desplazados del portal (o “portada”) de la revista, es decir, el lugar donde vamos colocando las entradas de sucesivas colaboraciones que sobresalen por su actualidad y que van renovando el repertorio de trabajos dados a conocer. Aunque ya se hace indispensable una “poda” de los materiales publicados, el número de comunicaciones dirigidas a nosotros a fin de obtener los permisos correspondientes para la reproducción de ciertos materiales en publicaciones impresas nos indica que esta sección, “Archivo de artículos”, no es otra cosa que una de las más importantes áreas de búsqueda de nuestros lectores y visitantes. Se disuelve así la línea de separación entre lo que se va ofreciendo sucesivamente y lo que, por razones de exposición y de espacio, va tomando su lugar en este enorme "Archivo” o miscelánea temática.

Me propongo hacer énfasis, para terminar esta exposición, en la naturaleza y en la vocación profesional de Imágenes. Todavía hay mucho por hacer en esta que es, antes que nada, una revista del Instituto de Investigaciones Estéticas y que ha recibido el apoyo pleno de tres de sus sucesivos directores: los doctores María Teresa Uriarte, Arturo Pascual Soto y Renato González Mello. Por ejemplo, requerimos un espacio físico y equipo propios para concentrar los trabajos, que no son pocos, de nuestra publicación en línea pues constantemente revisamos, junto con los autores, cuestiones de redacción, de fondo y de ilustraciones. Asimismo, requerimos un registro adecuado dentro del correspondiente índice de revistas electrónicas e impresas de la UNAM y de igual manera en las instancias de registro externas para las publicaciones periódicas. Debemos responder con mayor agilidad y presteza a los ofrecimientos de publicación, así como ampliar nuestras invitaciones a profesionales en áreas universitarias y periodísticas afines según se van sucediendo los acontecimientos culturales y artísticos. Podemos y debemos multiplicar nuestras líneas promocionales para que se amplíe el número de nuestros lectores. Para ello, el Comité de Publicaciones del Instituto ha designado un corpus o Consejo Editorial conformado por las doctoras Deborah Dorotinsky (deborah.dorotinsky@gmail.com), Elia Espinosa (eliaespinosa@yahoo.com.mx) y Martha Fernández (marafermx@yahoo.com), las tres destacadas investigadoras del Instituto.

Aunque la comunicación autor-lector se realiza automática y directamente a través de la red, he descubierto que se incrementa no sólo la cantidad de personas que quiere o busca seguir discutiendo algunos asuntos con nuestros autores sino también que se multiplican los temas de interés afines a lo publicado, como han sido los casos de la difusión artística y cultural y la aparición de nuevas formas de coleccionismo. Tal vez resultaría interesante y funcional dar a conocer un mayor número de materiales al respecto (y en torno a las nuevas modalidades electrónicas del arte y la tecnología). En este sentido, Imágenes invita a diversas personas, investigadores y periodistas, maestros y escritores, para que “socialicen” sus conocimientos, sus puntos de vista sobre una serie de temas centrales, actuales, socialmente atractivos, fundamentales. Nuestro nuevo Consejo Editorial habrá de sopesar la calidad y buena factura de los materiales.

Considero que ante las sorprendentes y hasta estrujantes transiciones que viven México y el mundo en la vida intelectual y en las instancias del saber y hacer universitarios, deben apuntalarse los sistemas de profesionalización que requieren tanto el periodismo como la investigación especializada. Asimismo deben abrirse campos de acción, de opinión y de discusión en las nuevas áreas que la sociedad actual y sus artistas ofrecen. Por ejemplo, creo que nuestra revista sería vehículo idóneo para que los historiadores del arte transformaran, enriquecieran las novedosas formas de crítica que reclaman, ya, actividades como el performance, el videodanza, las telenovelas y otras series televisuales, las obras y efectos del multiculturalismo, y los productos y campañas en los mass media, las publicaciones y la prensa que desatan la publicidad y la propaganda. Esto sólo por mencionar unos cuantos temas y campos de acción que evidentemente requieren de análisis y ubicación crítica no sólo en México sino en todo el mundo.

Sede del Instituto en Oaxaca. Foto: Arturo Pascual Soto

Sede del Instituto de Investigaciones Estéticas en Oaxaca. Foto: Arturo Pascual Soto, 2007.

 

*Es investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.


Inserción en Imágenes: 3.12.12.

Inserción de la primera versión de este texto en Imágenes: 27.01.12.

Imagen de portal: Instituto de Investigaciones Estéticas, sede actual en la Ciudad de las Humanidades, Ciudad Universitaria. Foto: Archivo Fotográfico IIE-UNAM. Gerardo Vázquez Miranda, 2010. Tomada del libro Una memoria de 75 años, 1935-2010.

Ilustraciones: fotos del libro Una memoria de 75 años, 1935-2010, coordinado por Hugo Arciniega Ávila y Arturo Pascual Soto, IIE-UNAM.

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