Forjar la claridad

Alberto Dallal*
dallal@unam.mx
 

Gunther Gerzso, Paisaje, 1980, óleo/masonite, 16.5 x 17 cm. Foto: Galería López Quiroga.
 

LOS CÍRCULOS, COMO EL CUADRADO (nos predicen las interpretaciones geométricas, los viajes interplanetarios y la historia), son formas regulares que establecen fronteras y contornos siempre claros, rítmicos, proporcionados y finamente trascendentes. Inoculantes. Siempre es posible trazar un círculo inmerso e inspirado dentro de un cuadrado. Y viceversa. Mirado desde lejos, en dirección del infinito o del pasado, un cuadrado se vuelve círculo ante nuestra vista, sin ningún esfuerzo.

A lo largo del tiempo y del espacio, de la historia del ser humano y de las formas que ha diseñado, estudiado, apresado, detectado, dominado e interpretado (a veces también tristemente destruido), siempre se ha hallado presente una equivalencia: cuadrado igual a círculo apresado (y viceversa). El ritmo de la opuesta regularidad. Esta identidad o, por así decirlo, antojo de la creatividad geométrica e histórica, resulta un vicio y una facultad humana pero también una maniobra de los dioses inmediatos que surgen o que el tiempo ha inventado. Alguna vez todos hemos soñado o intentado permanecer protegidos o asidos a un círculo o a un cuadrado. Ansia de resguardo o del ejercicio de una limitada libertad.
 

Kazuya Sakai, Heian núm. 16, 1971, acrílico/tela, 89.5 x 89.5 cm. Foto: Galería López Quiroga.

 

Jorge Robelo, Metalcromía núm. 12, 2015, acrílico/papel, 60 x 60 cm. Foto: Galería López Quiroga.

 

Jacob Agam, Gammes pour Agam IIca. 1980, serigrafía, 75 x 75 cm. Foto: Galería López Quiroga.
 

Todo artista que se ocupa del cuadrado aun sin desearlo se ocupa también de la superficie y de los contornos perfectos e irrevocables de un círculo con identificación plena metido en sus confines. Probablemente cuando somos pequeños forjamos con nuestros juguetes, como en un orden inesperado, como en película, formas que aparecen y se desvanecen en nuestra mente y en nuestra imaginación: series sucesivas y machihembradas, superpuestas, de círculos y cuadrados. Como si descubriéramos o inventáramos la libertad. Debe existir un movimiento en viceversa (concepto que también debe poseer una representación muy poco utilizada) en la mente y en la imaginación de los niños, antes de que los enjambres de la actualizada electrónica los aprese y apabulle: nos movemos en el forjamiento constante de un cuadrado que transita hacia el círculo y que al alcanzarlo se mete en sentido contrario; soñamos esta transposición ineludible y por tanto la morada de inquietos muñecos y fantasmas debe estar construida mediante una superposición semejante.
 

Luis Palacios Kaim, sin título, 2020-2021, acrílico/madera, 60 x 60 cm. Foto: Galería López Quiroga.

 

Marco Arce, Entramado, 2020, temple y óleo/madera, 40 x 40 cm. Foto: Galería López Quiroga.

 

Vicente Rojo, Acorde E, 1982, mixta/papel 32 x 32 cm. Foto: Galería López Quiroga.
 

El círculo es un cuadrado pensado. El cuadrado es un círculo angulado. El círculo es un cuadrado de ángulos extinguidos. El universo entero debe estar moviéndose en este viaje de equivalencias. Se trata de una métrica infinita y reiterada; ¿de una ciencia? Ciertamente, sí, de una mimética...

Al pensar en ello suponemos que la gloria, el infinito y el paraíso gozan de este mismo interjuego de formas. Debemos, entonces, comenzar por algo: una dirección, un sentido, un deseo, una fórmula, una mera sensación. Vicente Rojo, maestro y viajante recientemente fallecido, debe saber de todo esto, ya. Meditemos con él, observando sus indicaciones, sus señales en esta exposición: el comienzo de todo viaje es un regreso, un itinerario regular y geométrico que ha de trasladarnos al punto de partida mediante un rodeo, mediante un tránsito angular y creativo. O lo que es lo mismo: el cuadrado, como la sabiduría y el arte, como la vida, constituye un círculo oculto, un disfraz geometrizado, evocado, finalmente afianzado y en plena disposición: a la vista.

Tenemos que aprender a descubrirlo.**

Ciudad de México,
julio de 2021. I
 

Vicente Rojo, Alfabeto secreto 14, 2011, mixta/papel, 23 x 23 cm. Foto: Galería López Quiroga.

 

*Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

 

**La exposición El instante afianzado está conformada por obras de Jacob Agam, Marco Arce, Lázaro Blanco, Carlos Cruz-Diez, Gunther Gerzso, Luis Palacios Kaim, Jorge Robelo, Vicente Rojo, Kazuya Sakai, Sebastián, Víctor Vasarely y Miguel Ventura. Esta exposición se presenta en la Galería López Quiroga, Aristóteles 169, esq. Horacio, Polanco, Ciudad de México. Tels. 55 52 80 17 10 y 55 52 80 37 10.

 

Inserción en Imágenes: 22 de julio de 2021.

Imagen de portal: Carlos Cruz-Diez, Inducción cromática 1, 1975, serigrafía, 40 x 40 cm. Foto: Galería López Quiroga.

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